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Como si se tratara de una huida desesperada, muchos
venezolanos han decidido armar sus maletas y con ello decirle adiós a su
terruño, pero también a sus empleos, a lo mucho o poco que hayan podido
construir en la nación suramericana, a sus costumbres y lo más traumático, a
sus familiares, mismos que se quedan poniéndole el pecho a la dura realidad que
se vive en un país controlado por las fuerzas chavistas.
Docentes, ingenieros, abogados, periodistas, médicos, son
algunos de los talentos que han abandonado el país, lo que ratifica lo
planteado por el presidente de la Asamblea Nacional (AN) Henry Ramos Allup, en días
pasados: “Cada vez exportamos menos petróleo y más gente y sobre todo jóvenes”,
algo preocupante ya que “un país no puede progresar sin gente”.
A juicio del parlamentario de la Bancada de la Unidad , José Manuel
Olivares, el éxodo de profesionales es lamentable, pero más lamentable aún es
la migración del personal de la salud ya que en especial el sistema sanitario
de Venezuela atraviesa una de las peores etapas de su historia.
Que médicos, enfermeros, anestesiólogos se vayan del país
“me genera dos sentimientos, uno de tristeza y otro de orgullo, tristeza porque
están abandonando a sus pacientes, a su tierra, a su gente, y orgullo porque
donde quiera que se encuentren están desarrollando un gran trabajo”, dijo
Olivares, quien funge además como médico oncólogo en el Hospital Universitario
de Caracas.
El asambleísta, que no descarta formar parte de la
gobernación del estado Vargas, lamentó que el país forme a médicos tanto en
universidades como en postgrados para que luego decidan irse, pero reconoce que
entre los sueños y los argumentos pesan más los últimos.
“Yo he criticado mucho a mis amigos médicos que se van, he
peleado mucho con mis amigos, pero cuando vamos a la discusión, argumento con
argumento, tú te quedas con el sueño, con la tierra, con la historia, con la
patria, con nuestro país y el que se va te da el argumento de vida, del tipo de
medicina que estamos haciendo, de la inseguridad, de un mejor futuro, de que no
quieren que lo maten en una guardia a las tres de la mañana por no poder operar
a un herido por arma de fuego. Pero lo critico porque todos sabíamos que
Venezuela estaba así y pese a eso decidimos formarnos como médicos”.
A juicio de Olivares, “el 90% de los médicos que emigran no
quieren volver a Venezuela”, esto a diferencia de años atrás cuando los médicos
“salían del país a prepararse y desesperados regresaban para trabajar en
cualquier hospital o clínica”.
Responsabilidad y sentido de pertenencia
Aunque no comparte el abandono de los médicos, comprende las
razones que los llevan a tomar la dura decisión de alejarse y reconoce que
entre ellas se encuentra el ser uno de los profesionales peores pagados en el
país.
“Somos los peores pagados, un médico gana 13 mil bolívares
cuando la canasta básica está en 300 mil, comparas ese sueldo en dólares y
somos los peores pagados del mundo, a eso le sumas la inseguridad en los
hospitales, la falta de tecnología, el tener que darle la cara a alguien y
decirle: ‘No te puedo operar porque no hay cómo hacerlo’; la violencia diaria
en los centros de salud, sumamos la vida en Venezuela donde todo está
inaccesible, entonces lo más cómodo es decir: ‘Yo me voy a ser médico en otra
parte’”.
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