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Como investigador y fiel a los compromisos de mis ideales y
el respeto que demuestro hacia aquellos que de una u otra manera han dejado en
mí una profunda huella en mi conciencia y quizás en mi deseo de lograr entrar
en un momento de reflexión que me permita estar en sintonía con los
acontecimientos diarios de mi país Venezuela.
He sido un gran admirador de las acciones políticas del
comandante Chávez, un hombre atrevido y desafiante que supo vencer las barreras
de la ignominia y la carga del tiempo. Es una referencia para el mundo y para
aquellos que han pensado de otra manera lo cual me dicen que si hay hombres
dispuesto a dar el todo por el todo, y eso me invita a pensar que aún hay
flores en el camino, aún hay hombres que sueñan a pesar del siglo de las
guerras o como diría Don Quijote: “Soñar el sueño imposible, contra el enemigo
imposible, correr donde valientes no se atrevieron, alcanzar la estrella
inalcanzable. Ese es mi destino”
Es por ello que insistiendo en dar una buena receta para un
buen menú, me he atrevido a escribirles este artículo para el debate, para la
reflexión y para la información. No es un cuento hermenéutico, aunque me gusta
interpretar a los grandes pensadores de los mejores tiempos, más todavía a
aquellos que se atrevieron a pensar en tiempos de guerra y en tiempos
peligrosos de paz.
Una de mis más grandes focos para la reflexión, y base para
interpretar los aconteceres de la política en nuestra región es el estímulo con
que se mueve la política de hoy en día. Existe una razón, existe una sola
dirección. En primer lugar, la razón política es lograr el bien común según lo
precisaba muy bien Santo Tomas de Aquino o un Estado o gobierno que solo busca
una finalidad civilizadora o como bien lo explicaba cuando definía el papel de
la sociedad que “no sea otra cosa que un conjunto de hombres reunidos para
realizar y perfeccionar algo en común”.
Esto es suficiente para no dar tantas vueltas para
desarrollar este artículo cuyo protagonista es la principal industria del país,
de la violencia que ha generado desde comienzos del siglo pasado y de muchos
siglos atrás por cualquier recurso que da privilegios al amo y que hoy, en
persistencia, los privilegios de unos es factor de humillación de otros.
Es una lucha que en otrora desencadenó enormes conflictos
que “hoy coexisten y se manifiestan en un complicado cuadro de convulsiones y
explosiones complementarias…”. (Orlando Araujo: “Venezuela violenta”). Esto es,
la crisis de los valores, de los principios y de los privilegios que
transforman la existencia humana en “delirios colectivos”.
Lea el informe completo aquí.
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