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Con la explosión de empresas que han
convertido a creativos jóvenes en exitosos empresarios en pocos
años, como en el caso de Facebook o WhatsApp, miles de personas
alrededor del mundo compiten porque su idea transformadora llegue a
la cima.
Se trata de una carrera abierta para
cualquier persona, cuya bandera es la innovación y en la que algunos
colombianos han logrado llegar lejos. Entre estos, están
emprendimientos de diversa naturaleza como Rappi y Mercadoni de
domicilios; Sempli, de créditos a pequeñas y medianas empresas;
Tpaga, que brinda soluciones de pago para empresas; Liftit, de
entrega de carga inmediata; y 1doc3, de orientación médica en la
web. Según datos de Innpulsa, -la entidad gubernamental que promueve
el emprendimiento y la innovación-, estas seis, junto con otras
cinco startups, han recibido más de 230 mil millones de pesos en
inversión.
Sin embargo, para conquistar los
bolsillos de los inversionistas, a los fundadores de estas empresas
no les bastó solamente con exponer su idea. “El emprendimiento es
una actividad que requiere mucha disciplina, determinación y, sobre
todo, innovación”, dice Sebastian Mejía, cofundador de la
plataforma de productos y servicios Rappi.
Con él, concuerda Augusto Moreno,
cofundador de Incube, una organización colombiana que apoya
emprendedores, para quien es necesario que los jóvenes evalúen si
tienen este perfil antes de decidirse entre emprender o emplearse.
“El emprendimiento no es fácil. Es una de las decisiones de vida
más difíciles, pero que genera mayor satisfacción cuando se vuelve
exitosa”, dice. Como embajador de Colombia en la cumbre One Young
World y miembro de Global Shapers, la comunidad de jóvenes líderes
del Foro Económico Mundial, asegura que es fundamental para quienes
aún no han empezado su vida laboral considerar la creación de
empresa como una posibilidad, siempre y cuando tengan claros los
retos inherentes a este camino.
Deben tener unas características que
les permitan superar obstáculos, como el estar listos para el
rechazo. “La resiliencia y la capacidad de ir más allá de las
perspectivas comunes son factores importantes al momento de tomar la
decisión de buscar el camino de crear empresa, ya que son valores
que no se aprenden en la escuela, pero son necesarios para adquirir
autonomía y constancia”, afirma Moreno.
Para Mejía, de Rappi, además de esas
características, se debe ser muy práctico y realista. “Cada
emprendedor debe analizar estratégicamente su situación, por
ejemplo, la financiera. Hay momentos en donde los emprendedores no
tienen acceso a un capital y están haciendo planes de negocios que
requieren grandes inversiones para comenzar”.
Una ventaja del emprendimiento es que
para ser un empresario exitoso no es indispensable haber cursado una
carrera profesional. “En realidad, no hay una fórmula escrita que
trace si seremos o no exitosos. No depende de si un joven cursó una
carrera profesional o una carrera técnica o tecnológica. Creo que
depende más de la determinación y la disciplina que se le invierte
en el trabajo y en cada proyecto que uno se proponga”, opina el
cofundador de Rappi, con quien coincide Moreno, quien agrega que “es
necesario romper las barreras culturales actuales. Al pensar que la
formación técnica es en medida menor que la formación profesional,
nos arriesgamos a deslegitimar el conocimiento en todos sus matices”.
Así, quienes se han titulado en este
tipo de formación, centrada en ocupaciones de carácter operativo e
instrumental, y de especialización en su respectivo campo de acción,
se vuelven miembros importantes en los equipos de trabajo de los
emprendimientos. En el área de las empresas tecnológicas, por
ejemplo, son fundamentales personas que hayan estudiado programación
de software, informática y logística, etc.
De hecho, ambos emprendedores coinciden
en que los técnicos tienen cada vez más relevancia en el mundo del
emprendimiento. “La formación técnica genera sinergia entre la
toma de decisiones estratégicamente, tácticamente y operativamente.
En el caso de los emprendimientos, es esencial contar con personas
que tengan conocimientos claros en áreas para solucionar los
problemas presentes al inicio de la operación en el mercado”,
explica Moreno, basado en su experiencia con Incube, donde los
diferentes proyectos se apoyan entre sí en un concepto denominado
Emprendimiento Colaborativo.
Por su parte, desde la experiencia como
empresario, Sebastián Mejía considera esencial la mezcla de
profesionales y técnicos. “Están haciendo cosas increíbles. La
formación técnica cada vez cobra más importancia para la industria
nacional y mundial”, concluye.
Este y otros temas serán tratados en
el III Encuentro de Jóvenes de la Alianza del Pacífico, que se
realizará del 28 al 30 de junio en Cali; un espacio liderado por
Nestlé, con el objetivo de promover el empleo y emprendimiento entre
los jóvenes y que los invita a pensar en los retos del mundo laboral
desde distintas perspectivas.
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