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Tratemos de imaginar la siguiente
situación: un profesional, por ejemplo, un ingeniero en electrónica
recién graduado o graduada, recibe el apoyo de una beca para
perfeccionarse en el extranjero en una distinguida universidad de
Estados Unidos. El/ella se va a estudiar los últimos avances en
manufactura y robótica incluyendo todo lo relacionado con el ámbito
de la denominada Industria 4.0.
Se gradúa con honores y a su vuelta
al país es contratado/a por la empresa “ACME” (supongamos, una
de las mejores del país en su rubro) para el desarrollo de un
proyecto de automatización. El/ella en conjunto con otros
trabajadores de ACME desarrollan el proyecto de forma exitosa, lo que
conlleva a que acabo de un año y medio de operación, este proyecto
se convierte en una nueva línea de negocio dentro de la empresa.
La
empresa por su parte, mejor dicho sus jefes directos, están
“encantados” con su desempeño y lo/la promueven con un sueldo
generoso y un bono anual también generoso por el desempeño de los
proyectos.
Suena bien, ¿no? ¿Querría él/ella
salir de ACME para iniciar su propio negocio sabiendo que su
formación profesional y trabajo son muy productivos dentro de la
empresa? Adicionalmente el buen (muy buen salario) estable ¿no es un
desincentivo a “volar por cuenta propia”? Quizás un escenario
óptimo es seguir como empleado de ACME, hacer una buena carrera
corporativa y dejar el emprendimiento a alguien que tenga un menor
costo de oportunidad en ese momento.
La pregunta que puede emerger es si
nuestra/nuestro brillante ingeniero de ACME no estría truncando un
deseo genuino de emprender. La respuesta es que el o ella si es un
emprendedor de negocios o mejor dicho un intraemprendedor. Cada vez
es más común que cuando hablamos de emprendimiento se distinga
entre el “emprendedor independiente” y el “emprendimiento
dentro de una organización existente”.
Dicho tipo de
emprendimiento encabezado por trabajadores dependientes tiene
diferentes aproximaciones y terminologías. Desde hace tres décadas
la denominación Emprendimiento Corporativo ha ido ganando relevancia
por sus implicaciones sobre todo en las empresas de mayor tamaño.
Este tipo de emprendimiento es percibido como una herramienta
importante en el desarrollo y crecimiento de la empresa, así como un
mecanismo significativo para desarrollar la innovación a través de
los miembros de la organización.
Los individuos intraemprendedores
(término que fue introducido por el investigador Gifford Pinchot),
son capaces de desarrollar un comportamiento emprendedor relacionado
con descubrimiento, evaluación y explotación de nuevas
oportunidades de negocio. Estas oportunidades de negocio se dan
dentro del contexto de una organización establecida ya sea como
parte del portafolio actual de productos o servicio de la empresa o
bien para explorar nuevas oportunidades que a lo mejor no están en
actividad principal del negocio.
Lo interesante es que los
intraemprendedores, si bien son los creadores de estos potenciales
nuevos negocios, comparten el riesgo con la empresa, lo cual es una
ventaja inicial si se compara con el emprendimiento independiente.
Así al igual que el caso hipotético
de nuestra/nuestro ingeniero estrella, existen trabajadores en todo
el mundo que son capaces de convertirse en verdaderos campeones del
emprendimiento dentro de sus organizaciones. Así empresas de larga
trayectoria y de reconocido prestigio en el ámbito de la innovación
como 3M, Dow, Intel o Procter & Gamble, han reconocido la
importancia de los intrapreneurs e incluso desarrollado importantes
programas de emprendimiento corporativo.
Más recientemente gigantes
de la tecnología como Google o Apple, basan buena parte de sus
proyectos de nuevos negocios en intraemprendimientos que son
desarrollados e implementados por parte de los trabajadores. Un
ejemplo es el Gmail que fue desarrollado por uno de los primeros
empleados de Google, Paul Buchheit.
En América Latina, si bien este tipo
de emprendimiento es menos común, cada vez más compañías están
promoviendo una cultura de innovación y emprendimiento lo cual
permite que los trabajadores sean o puedan ser una nueva generación
de emprendedores “dentro de la empresa”.
Desde empresas pioneras
en incentivar la innovación entre sus empleados como CEMEX hasta
proyectos como Cielito Querido Café que es parte del grupo ADO, que
tiene con Cielito una unidad de negocios independiente (y muy
rentable) no tradicional a su negocio central que ha sido
principalmente de transportes de pasajeros.
Otras empresas como
Cinépolis o Gentera han incluso puesto en funcionamiento proyectos
de atracción de talento emprendedor para que colaboren con sus
propios empleados.
Sin duda el intrapreneurship o
emprendimiento corporativo puede incidir de manera muy positiva en
mayor innovación aspecto que también es muy relevante y necesario
para el desarrollo y competitividad del tejido organizacional. Así
que esperemos que emerjan cada día más empleados dispuestos a
emprender en sus organizaciones y con esto sumarse al desarrollo de
sus empresas y por consecuencia al desarrollo del país.
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