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En 1998 se empezaría a ensamblar una de las mayores obras conjuntas que
la humanidad ha realizado. En ese entonces la Estación Espacial Internacional
(ISS) se estaba construyendo gracias a la unión de varios módulos fabricados
por la NASA y la Agencia Espacial RUSA (FKA o Roscosmos). Hoy sus homólogas
canadiense (CSA), europea (ESA) y japonesa (JAXA) también hacen parte del
proyecto.
La ISS ha sido lugar de muchas investigaciones cruciales para entender
las dinámicas del espacio. Por ejemplo, en sus laboratorios se han hecho
experimentos para comprender ciertos efectos de la ausencia de la gravedad.
Esto ayudaría a los científicos a hacer planes más sólidos para viajar a la
Luna o a Marte. (Además nos proporciona todos esos geniales videos de personas
divirtiéndose sin gravedad).
No obstante, lo bueno que nos proporcionaba la Estación Espacial
Internacional no durará para siempre. Al ser tecnología de hace ya 20 años, en
algún momento sus partes empezarán a deteriorarse y su mantenimiento se hará
excesivamente caro. De hecho, se sabe que hay presupuesto disponible para mantener
funcionando este lugar hasta el año 2024. Según la NASA, el gobierno no piensa
invertir un centavo más en la ISS.
Hay algo peor: Todavía no hay un plan para saber qué hacer con la ISS
una vez que esta deje de funcionar. Así lo expresó en un informe reciente la
NASA, explicando la urgencia de coordinar este proceso. Esto es algo muy grave
porque amenaza la seguridad de la población en la Tierra. Evidentemente habría
que estrellar la estación contra el planeta, pero obviamente nadie quiere que
esto pase en un lugar habitado.
Posibles soluciones
Todo parece indicar que cualquier decisión que se tome implicaría una
millonaria suma. Cada año la Estación Espacial Internacional se gasta la mitad
del presupuesto de exploración espacial de la NASA. Se calcula que después del 2024,
su manutención empezaría a costar entre 3 y 4 mil millones de dólares. Este
dinero podría servir para otros efectos como tratar de llegar a Marte, por
ejemplo.
Es por esto que la agencia espacial se quiere deshacer de la ISS en un
futuro. Una de las soluciones contempladas es que la estación pase a manos
privadas que se encarguen de su manutención. Esto es una opción interesante,
sobre todo después de haber mencionado que esta se podría convertir en un hotel
espacial.
Sin embargo, por más cuidados y uso que le pueda dar un dueño privado,
eventualmente será muy peligroso tener equipo obsoleto orbitando la Tierra que
en algún momento dejará de funcionar. Al ser un objeto grande (110m x 100m x
30m), en caso de caer al planeta por malfuncionamiento o por choque de un
meteorito, no todas sus partes serían descompuestas por la atmósfera y
terminarían impactando la superficie.
Se cree que chocarla a propósito podría costar hasta 950 millones de
dólares por los impulsos que requeriría. Un punto de aterrizaje adecuado podría
ser Punto Nemo, el sitio en el Océano Pacífico más alejado de un territorio
continental en todo el planeta. Pero estas son ahora suposiciones sin un
procedimiento aún sin detallar.
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