martes, 23 de abril de 2019

Crisis en Venezuela: el lucrativo negocio de venta de plantas eléctricas – BBC Mundo

Foto: El Nacional

Freddy Pérez, dueño de una ferretería enclavada en una de las comunidades más populares de Maracaibo, la segunda ciudad de Venezuela, vende prácticamente de todo: harina de maíz, galletas, jabones, cremas dentales, latas de atún, protectores de voltaje e insumos de herrerías.

En ninguno de los exhibidores de su tienda tiene a la vista, sin embargo, su producto estrella: las plantas eléctricas para hogares y empresas.

"Nunca había vendido tantas plantas eléctricas como ahora, ni siquiera en los primeros años de la crisis eléctrica", dice a BBC Mundo el empresario en referencia a 2010 y 2011, cuando el entonces presidente Hugo Chávez ordenó racionamientos del servicio eléctrico durante múltiples horas del día en la mayoría de las ciudades del país.

El negocio de la venta de equipos generadores de electricidad vive sus tiempos más vibrantes en Venezuela mientras el servicio eléctrico nacional atraviesa sus peores horas.

La crisis exacerba esas transacciones. El 7 de marzo, 23 de las 24 regiones del país quedaron a oscuras debido a un incidente que dejó inoperativa la central hidroeléctrica Simón Bolívar, mejor conocida como El Guri, en la región sureña de Bolívar.

El apagón duró días y ha tenido réplicas en las semanas siguientes.

El gobierno de Nicolás Maduro ha calificado los eventos como un "ataque terrorista" cometido por Estados Unidos mediante arremetidas cibernéticas, electromagnéticas e incluso por obra de supuestos francotiradores.

Juan Guaidó, autoproclamado presidente de Venezuela, y las fuerzas políticas que le respaldan han atribuido el colapso eléctrico a la corrupción e ineficiencia del chavismo.

Los apagones son constantes en ciudades del occidente, el centro y oriente, como Maracaibo, donde se experimentan cortes del servicio por 24, 36 o hasta 48 horas continuas como parte de un racionamiento oficial.

La vida, especialmente en estados como Zulia, cuya capital es Maracaibo, se ha trastocado casi por completo.

Son constantes las quejas por alimentos que se pudrieron por no poder ser refrigerados o el sufrimiento por olas de calor durante noches donde no pueden encender siquiera un ventilador en una región donde siempre se superan los 35 grados centígrados.

En poco más de un mes Freddy Pérez vendió 20 plantas eléctricas en su ferretería, en el oeste de Venezuela, cuando antes tardaba entre dos y tres meses para vender una.

En ese contexto, el negocio de las plantas eléctricas se ha disparado. Freddy, por ejemplo, apenas facturaba una planta eléctrica en su ferretería cada dos o tres meses. Solo en las últimas cinco semanas ha vendido 20 de esos equipos.

Sus compradores son tanto de clases pudientes como de medianos y bajos ingresos. "Todos los clientes dicen que no aguantan, que viven una calamidad. Se sienten que los están ahorcando".

Reventa e impaciencia

La demanda de plantas eléctricas ha sido tal que incluso proveedores en el extranjero, particularmente en países como Colombia y Estados Unidos, han tenido inconvenientes para exportar suficientes unidades hasta Venezuela.

"No estábamos preparados para esto", admitió Engelbert Briceño, vendedor de una de las más grandes ferreterías en el norte de Maracaibo, la ciudad grande más afectada por la crisis eléctrica.

"Ni siquiera teníamos plantas para vender cuando comenzaron los apagones de marzo", comenta.

El joven interrumpe sus palabras para atender a tres clientes distintos en apenas cinco minutos: todos está interesados en saber el precio y las especificaciones de los dos equipos generadores de 2.500 y 6.500 vatios que la tienda exhibe a unos pocos metros de su puerta principal.

El precio depende principalmente de la potencia generadora de la máquina.

Las tiendas en ciudades como Maracaibo y Caracas ofrecen por entre 700 y 1.100 dólares equipos de 2.500 vatios, capaces de mantener encendidos una nevera, equipos de computación y telefonía, múltiples bombillos y un televisor.

A mayor amperaje, más caro es el equipo. Las plantas de entre 9.000 y 12.000 vatios pueden costar alrededor de 2.000 dólares, un precio que pocos en Venezuela pueden permitirse pagar.

Según Engelbert Briceño, los apagones tomaron desprevenidas a muchas ferreterías.

Los precios también varían según la marca, de si se trata o no de un aparato silencioso y de su facilidad de transporte.

Todo se diligencia en divisas extranjeras dentro del país con la mayor hiperinflación del mundo.



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