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"Hace casi un año, por fin, la oposición logró
realmente convertirse en una propuesta de futuro. En una ilusión colectiva.
Puede dejar de serlo. La esperanza no se improvisa", escribió la semana
pasada el columnista opositor Alberto Barrera Tyszka ante el desconcierto. ¿Qué
ocurrió? ¿Cómo la derecha logró que se esfumara el sueño de la salida de
Maduro?
Peleas intestinas
El primer error de la oposición fue no convocar a tiempo el
referendo; el segundo, cometer fraude en la recaudación del 1% de las firmas
para activar la consulta, según varios tribunales regionales. Esas dos fallas
de origen obligaron al Consejo Nacional Electoral (CNE) a suspender el proceso
y luego al TSJ a declarar inadmisible la posibilidad de reanudarlo.
La oposición en el Parlamento se exasperó y convocó a una
sesión extraordinaria para intentar "enjuiciar" al presidente Maduro,
bajo una figura que no aparece en la Constitución. El
chavismo denunció un intento de golpe de Estado. El Vaticano, por petición de
Maduro, intervino como actor para mediar en un diálogo que, después de muchos
escollos, se dio.
Pero la aparente cohesión de la oposición demostró sus
debilidades una vez que varios de sus líderes se sentaron a conversar con el
gobierno. Un sector del ala más radical se negó a la posibilidad de llegar a
acuerdos y otro, el que participó en el diálogo, arremetió contra quienes
"están más interesados en disputar el liderazgo" que en "sacar a
Maduro", tal como denunció el secretario de la alianza de derecha, Jesús
Torrealba, en un comunicado.
"La verdad verdadera es que hace tres semanas no íbamos
'en ruta ascendente' ni estábamos 'más cerca de la transición", escribió
tajantemente Torrealba para responder al sector que criticó su participación en
la mesa con el gobierno. La lluvia de críticas no ha parado desde entonces y la
oposición ha sido severamente cuestionada por sus propios seguidores, según los
sondeos de la firma Datanálisis.
Cambio de estrategia
El analista político Leopoldo Puchi, también proclive al
sector opositor, advierte que la derecha ha decidido cambiar de estrategia
porque sembrar las esperanzas en una salida violenta, a través de un
"estallido social" en contra del chavismo, no dio resultado.
Por eso, considera Puchi en un artículo, la oposición que le
daba un plazo de "seis meses" a Maduro, ahora enfila su batalla
política a las elecciones regionales de 2017 y a las presidenciales de 2018. En
el camino, sin embargo, siguen varados los sectores que aún apuestan a un
escenario de conflicto social.
Entre esos están el gobernador de Miranda (centro), Henrique
Capriles, y Leopoldo López, condenado por su responsabilidad en los hechos
violentos que causaron la muerte de 43 venezolanos. Empeñados en convocar a
movilizaciones de calle y presionar a la
MUD para que deje la mesa de diálogo, han fragmentado aún más
al sector opositor.
"Lo que unos hacen en las redes insulta y descalifica
lo que otros hacen en la Mesa",
se quejó Torrealba. Mientras tanto, Capriles insiste en el revocatorio y López
deslegitima a sus compañeros que se sientan a conversar. ¿El saldo? "El
grupo antigobierno se despedaza a sí mismo", considera el psicólogo social
venezolano, Leoncio Barrios, en un artículo de opinión.
Sin final feliz
En los últimos meses, especialmente en la ciudad de Caracas,
la oposición convocó multitudinarias marchas contra el gobierno, con la promesa
de salir de Maduro a como diera lugar. El método no fue eficaz y la sensación
general de quienes adversan al chavismo es de desazón.
Un hombre permanece cerca de la refinería de Cardón,
perteneciente a la petrolera estatal venezolana PDVSA, en Punto Fijo. Venezuela
Lo que nadie cuenta sobre las inversiones petroleras en Venezuela
En una entrevista ofrecida el lunes al diario El País, el ex
secretario general de la alianza opositora resumió sin estridencias la actual
situación de la derecha: "No ha habido en estos 18 años un momento más
difícil que este, porque la esperanza de un final feliz de acuerdo con las
reglas se borró de momento".
Este martes, el director de Datanálisis, Luis Vicente León,
confirmó esa percepción en una entrevista a Unión Radio: "hay un
sentimiento negativo sobre la oposición (...) hay una desesperanza sobre la
capacidad que puede tener la oposición de resolver el problema".
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