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La apuesta a la investigación, el desarrollo y la innovación
(I+D+i) no está en sintonía con el grado de desarrollo económico de España;
esto no afecta solamente a la innovación tecnológica, sino también a la social.
De acuerdo a diferentes, informes y rankings se requiere de mayor apoyo
gubernamental que propicie condiciones para que el sector privado invierta en
este sector. En materia de innovación social son muchos los esfuerzos que se
hacen desde la sociedad civil y ayuntamientos para innovar con un impacto
social y medioambiental.
En España la investigación y el desarrollo (I+D) sigue siendo unas de
las asignaturas pendientes, ya que la inversión en I+D está por debajo de la
media de Europa, de acuerdo con el informe Cotec, publicado en 2018 y realizado
por la Fundación Cotec, organización privada sin ánimo de lucro cuya misión es
promover la innovación como motor de desarrollo económico y social. El informe
puntualiza que en 2018 nuevamente los datos “muestran que la I+D no está
acompañada al crecimiento económico de nuestro país (…) el incremento de la
inversión se mantiene —por sexto año consecutivo— por debajo del crecimiento
del PIB, lo que nos aleja otra vez de los países de nuestro entorno y del
conjunto de la Unión Europea”.
En este resultado también coincide el último ranking mundial en
innovación realizado por Bloomberg, que ubica a España en el puesto 29 en
innovación. En este ranking se mide el gasto en investigación y desarrollo y la
concentración de empresas públicas de alta tecnología.
Por su parte, desde la OCDE se indica que España es en la actualidad
uno de los países desarrollados que, en relación con su PIB, presenta un menor
apoyo público a la ciencia, la tecnología y la innovación en el sector privado
(ocupa la posición 22 entre los países de la OCDE), lo que a juicio de la
Fundación Cotec afecta la inversión privada en I+D. Esta situación “es un reto
para las políticas públicas, puesto que son las administraciones las
responsables de crear las condiciones de entorno (regulatorio, fiscal,
educativo, financiero, cultural…) adecuadas para el desarrollo de un tejido
empresarial que apueste definitivamente por la I+D”.
Innovación con apellido social
La situación es muy parecida en el ámbito de la innovación social. Un
estudio de The Economist titulado “Old problems, new solutions: Measuring the
capacity for social innovation across the world”, apunta a que España ocupa la
posición número 28 de una lista 45 países. La investigación revela que “aunque
hay numerosos ejemplos de innovación local a nivel municipal y muchos
auspiciados por la UE, hay muy poca consciencia nacional acerca de la
innovación como un concepto cohesivo y no hay estrategias o financiamiento a
nivel nacional para alentar su adopción”.
En este sentido y tomando en consideración el contexto nacional, la
innovación social en España y su fomento han estado muy asociados a procesos de
ciudadanía y participación civil que están liderados por ayuntamientos o por la
propia sociedad civil, y no por Gobiernos autonómicos o nacionales, como señala
Maira Cabrini, directora de Comunicación de Ashoka España. “Una sociedad civil
colaborativa y organizada, la participación en los procesos de decisión
colectiva, manifestaciones, actividad política, el voluntariado son la base
para activar una actitud generalizada de resolución de retos”, concluye
Cabrini.
Haga click en este enlace para leer el resto del informe.

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