![]() |
Foto: El Sol |
El plástico es uno de los grandes desafíos a nivel
mundial cuando se habla de contaminación. Si bien algunos materiales pueden
reciclarse, lo que en Mendoza es la fuente de sustento para familias que
dependen de esta actividad, hay otros que no tienen ninguna utilidad y terminan
como basura permanente.
Sin embargo, un emprendimiento mendocino surgió como
parte de la solución a este problema. Se trata de Madera Plástica, fundada por
Leonardo Cano, Carlos Arce y Pío de Amoriza, que surgió hace más de un año en
medio del auge por el reciclaje de este material.
La empresa se dedica a fabricar postes de madera
plástica para viñas, evitando la tala de árboles, reduciendo la cantidad de residuo,
evitando el uso de agua y mejorando la resistencia a los factores que suelen
afectar a los postes tradicionales. “Cuando encontramos este material, quisimos
fabricarlo y tuvimos que hacer prueba y error hasta que obtuvimos la calidad
que buscábamos”, relató Leonardo Cano.
Por esta tarea, el emprendimiento ganó el tercer lugar
en el Premio “Mentes Transformadoras 2018”, iniciativa de Fundación Nobleza
Obliga, en la que participaron de la final 17 proyectos de innovación social de
seis regiones del país, elegidos de entre más de 1.000 participantes.
El impacto
En una hectárea de viñas se suele utilizar un promedio
de 400 postes de madera. Teniendo en cuenta que en Mendoza hay unas 165 mil
hectáreas de este tipo, la cantidad de madera que se utiliza es mucha.
“Estuvimos averiguando y la cantidad anual que se rompe por año es
significativa, sobre todo, teniendo en cuenta que hay más técnicas de cosecha
mecánica”, añadieron los emprendedores.
Por lo tanto, el grupo buscó una máquina extrusora que
estaba en desuso y la restauraron. Este aparato recibe el plástico y lo vuelve
a convertir en materia prima reutilizable. Con este proceso se realizan los
postes de madera plástica.
“La diferencia es notable: el plástico, incluso, se
clava mecánicamente, así que en terrenos más pedregosos el tiempo que se ahorra
es abismal”, agregó Cano. Sin embargo, el mayor impacto se percibe en otras
áreas: la social y la ambiental.
En general, las botellas y filmes son fáciles de
reciclar. Otros materiales, como paquetes de fideos, juguetes o mangueras de
riego, terminan enterradas o siendo quemadas. “Incluso, hay otros objetos como
los bidones de agroquímicos, que después de un triple lavado, son enviados al
Iscamen. Todo eso sí podemos reciclarlo”.
La madera plástica tampoco utiliza agua, porque no es
necesario lavar el material que se va a reutilizar. “Hay muchos recuperadores
que pueden traer lo que en otros lugares no reciben porque acá lo estamos
necesitando”, precisaron.
La iniciativa comparte la similitud de ser de triple
impacto con Reciclarg, una empresa ubicada en Guaymallén que realiza
tratamiento de reciclaje de componentes electrónicos. En el caso de Madera
Plástica, el centro de operaciones se estableció en Junín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario