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Foto: EFE |
Creo que muchas personas con más de 25 años recordamos
haber ido a una tienda Blockbuster a alquilar una película y comprar las
“provisiones” para una noche cinematográfica en casa. Creo también que muchos
de los que vivimos esa experiencia pasamos por el flagelo de devolver la
película fuera de plazo y que nos cobren, de manera desvergonzada y desproporcionada,
una penalidad de casi lo que costó sacar la película por el periodo inicial.
El cofundador de Netflix Reed Hastings también tuvo esa
experiencia en el año 1997, cuando se demoró en devolver la película Apolo 13 y
le cobraron 40 dólares. La indignación lo inspiró a crear Netflix y volverlo
con el paso del tiempo en el indudable líder y reemplazo de las tiendas de
alquiler de videos como la (casi) desaparecida Blockbuster. Digo casi, porque
hace unos días se publicó en varios medios que había cerrado la penúltima
tienda en Morley, Australia, dejando como último bastión a una tienda en
Oregon, Estados Unidos.
1. Los
comienzos y el concepto de disrupción: mientras a inicios de este siglo
Blockbuster disfrutaba de su posición de líder y prácticamente monopólica en el
mercado, Netflix buscaba la forma de ser innovador y disruptor.
Convenientemente, la creación del emprendimiento coincidió con la introducción
del concepto de disrupción por el econometrista de Oxford, MBA y profesor de
Harvard Business School Clayton M. Christensen, quien sustentaba que ser
disruptivo a través de la innovación podía ser la clave del éxito en muchas
industrias para las startups.
En palabras del propio creador, la disrupción implica
un proceso en que un jugador menor, nuevo o pequeño (el emprendedor/startup) es
capaz de amenazar las posiciones de dominio de jugadores o empresas clave en
determinada industria. Así, en base a este concepto, los fundadores de Netflix
apostaron por un sistema de delivery del novedoso DVD, un algoritmo de
recomendaciones y la firma de alianzas estratégicas con Toshiba, Sony y HP para
los clientes que compraran un reproductor de DVD.
2. El
inicio del fin: Lo que pocos saben es que en el año 2000, cuando Netflix tenía
un valor aproximado de USD 5 millones, Hastings decidió acercarse a Blockbuster
(valorizada en USD 4.5 billones) para juntar sus modelos de negocio. Así, se
propuso que Netflix sea el “brazo digital” de Blockbuster, sujeto a que se
respetara la independencia del modelo de negocio que realizaba (suscripción).
Como opción residual, ofreció la empresa en USD 50 millones, bajo una
valorización de apuesta a futuro.
Esto no tuvo ningún sentido para Blockbuster en esa
época. Al respecto, el propio CEO de Blockbuster declaró en ese momento que no
veía factible alguna alianza o adquisición, debido a que el modelo de
suscripción quitaba una de las principales fuentes de ingreso de Blockbuster
(la penalidad por mora en la devolución), además de restar valor a los
principales activos de la empresa en ese momento (las tiendas). En ningún
momento vieron a Netflix como competencia, debido a que se trataba de otro
modelo de negocio.
Tomando en cuenta que hoy Netflix tiene un valor
aproximado de 160 billones, con 150 millones de suscriptores y opera con solo
5,800 trabajadores aproximadamente, esta historia nos lleva a algunas
interesantes reflexiones, aplicables a cualquier negocio o industria:
1. Los
modelos de negocio, por más que funcionen, tienen que estar en constante
innovación y cuestionamiento. Si bien distintas empresas pueden tener modelos
de negocio diferentes (como en este caso), siempre se debe verificar si el
público o mercado que atacan es el mismo. Esto fue subestimado por Blockbuster,
y como consecuencia perdió a sus clientes y entró en bancarrota.
2. Blockbuster
no pudo ver que la tecnología se movía hacia el streaming online, y por lo
tanto debía adecuar su modelo de negocio a través de su implementación orgánica
o a través de una adquisición vertical.
3. Para
Blockbuster, el modelo de streaming era un negocio secundario respecto al de
sus tiendas. La prioridad fue mantener y no canibalizar el modelo vigente, con
más de 3 mil tiendas y penalidades a clientes, pese a la clara tendencia del
mercado. Esto demuestra que los directivos no solo perdieron la oportunidad
inicial de actualizar el modelo de negocio, sino una fuerte reticencia a la
innovación y disrupción.
¿Qué hubiera pasado si Blockbuster hubiera tomado el
trato de Reed y hubiera comprado Netflix ?
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