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Tanto México como Brasil tienen planes a futuro para licitar las áreas
petroleras donde quieren incentivar su producción. En México el documento es
conocido como Plan Quinquenal de Licitaciones para la Exploración y Extracción
de Hidrocarburos, contiene una planeación indicativa a 5 años y la Secretaría
de Energía lo actualiza anualmente. En Brasil, este año el órgano regulador
petrolero, la Agencia Nacional del Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles
publicó el primer plan titulado Oportunidades en Petróleo y Gas Natural en
Brasil para los siguientes 3 años. Pulso Energético
Las rondas son uno de los ejemplos más claros de competencia en el
sector petrolero (si quieres repasar qué es una ronda y cómo funciona, visita
nuestra infografía). Las compañías compiten por ofrecer los mejores términos al
Estado para ganar la posibilidad de explorar y, en algunos casos, producir.
Sin embargo, una parte frecuentemente ignorada es que lo inverso
también es cierto: los países compiten por la inversión de la industria a nivel
global. En 2016, la industria invirtió
434 mil millones de dólares, de acuerdo con la Agencia Internacional de
Energía. Como cualquier recurso, tiene límites claros y, de hecho, bastante
estables y predecibles. Justo esta fue la premisa que nos hizo concluir, hace
unas semanas, que México debe aspirar a tener 2.4% del market share de
inversiones petroleras. Debe ganarle terreno a los otros Estados que buscan
atraer este tipo de capital.
Así como las compañías han ido adaptando y refinando sus estrategias
para adaptarse a la competencia, nuestro país tendrá que hacer lo mismo. Bajo
el nuevo modelo, México deberá monitorear las políticas de países que puedan
competir con el tamaño y tipo de recursos que ofrece –y ajustar las propias
para continuar siendo competitivo.
El mejor ejemplo de este tipo de competidor es Brasil. Acaba de
modificar sus reglas internas para recuperar la competitividad perdida por
desacertadas políticas de contenido local y asociación que, persiguiendo ideas
nacionalistas, impusieron un freno en el desarrollo de la industria. En
consecuencia, está re-emergiendo como un imán de inversiones.
El “estrenón” de estas nuevas políticas se dio esta semana con la
conclusión de una ronda petrolera (Rodada 14) con un set de nuevas
disposiciones y una nueva estrategia. La subasta incluyó 287 bloques petroleros
que abarcaban tanto campos terrestres como marinos. De éstos, 37 fueron
adjudicados. Si midiéramos el éxito de la licitación por el número de bloques
adjudicados —como se ha hecho equivocadamente en México— entonces podría verse
como un proceso fracasado al conseguir una adjudicación del 13 por ciento; sin
embargo, la estrategia de Brasil ve más por el valor de lo adjudicado que por
el volumen de bloques colocados.
Decio Oddone, director general del regulador petrolero, la Agencia
Nacional del Petróleo (ANP) explicó a O Globo que el objetivo de ofrecer áreas
tan diversas fue dinamizar al sector.
“Para darle dinamismo a la industria, resolvimos expandir el abanico
(de áreas). Conseguimos asegurar la actividad en todas las cuencas terrestres
que se ofrecieron este año. Ya esperábamos no tener un número grande de bloques
adjudicados, pero la estrategia fue esa misma. Esperamos que esta ronda sirva
de indicador para las cuencas marinas pero también para las cuencas terrestres
y estimular su desarrollo”.
Otro éxito que trajo esta licitación petrolera fue la confirmación de
que las políticas impulsadas por el presidente Michel Temer han sido
fructíferas. Naki Mendoza, director del segmento de energía del Americas
Society / Council of the Americas (AS/COA), explicó que , a diferencia de las
últimas licitaciones brasileñas, en 2017 estuvieron presentes en la licitación
grandes compañías, las cuales presentaron ofertas agresivas para llevarse los
bloques. En total, la licitación alcanzó a recaudar mil 200 millones de dólares
en bonos a la firma ( un solo bloque recibió 605 millones de dólares de oferta
), el monto más alto en toda la historia de Brasil y que contrastan con los 38
millones que se obtuvieron en la última licitación. Las inversiones del
programa mínimo de trabajo ascienden a 267 millones de dólares en las áreas
adjudicadas.
En un entorno de bajos precios petroleros, los campos mexicanos y
brasileños son puestos a competir como los más
prometedores de Latinoamérica por su prospectiva y apertura a la
industria internacional. Aunque ambos países tienen diferencias sustanciales en
sus modelos energéticos, comparten bases similares: cada año se ofrecen un
grupo de bloques petroleros bajo un modelo contractual definido.
Las ventajas de Brasil vs México
WoodMackenzie explica en su reporte Las Rondas de Aguas Profundas en
México y Brasil: Valor Vs Volumen , que una de las ventajas con las que cuenta
Brasil son descubrimientos en aguas profundas hasta 230 por ciento más grandes
que los campos mexicanos.
El bloque Libra , uno de los más
grandes a nivel mundial, está ubicado en el área una de las cuencas de aguas
profundas más prometedoras y algunos estimados indican que tiene entre 10 mil y
44 mil millones de barriles de petróleo in situ (Oil In Place) de los cuales el
25 por ciento es recuperable con costos de entre 10 y 35 dólares por barril.
A esto se le suma que en Brasil la producción en aguas profundas inició
hace casi una década (2009), mientras que en México aún es un área sin
producción y en etapas iniciales de exploración.
Por último, las regulaciones ambientales carecen de periodos definidos,
que hacen incierto el desarrollo de pozos y la construcción de infraestructura.
Los puntos a favor de México
A pesar de tener sus cuencas mejor estudiadas, México puede sacar
ventaja para hacer atractivos sus campos a través del régimen fiscal. Una
ventaja del sistema mexicano, explica WoodMackenzie , es que la mayor parte se
pagan cuando el proyecto está generando flujos de ingreso, mientras que en Brasil
hay una carga más alta en las primeras fases de descubrimiento y desarrollo.
Esto no significa que se pagan menos impuestos, sino que se pagan en momentos
de mayor estabilidad de ingresos para las empresas.
En riesgos above-ground , México también saca ventaja a partir de
distintas cualidades como la facilidad para hacer negocios y la percepción del
riesgo.
En el primer caso , México es el primer lugar en Latinoamérica en
facilidad para hacer negocios, de acuerdo con la clasificación del Banco Mundial
con 45 puntos mientras que Brasil es el lugar 23 con 121 puntos.
Como lo señalamos, la reducción en el contenido nacional mínimo es
también una condición que diferencia las licitaciones entre uno y otro país.
Recientemente, Brasil redujo el porcentaje mínimo de contenido nacional
obligatorio en sus licitaciones (el detalle lo puedes consultar en este
artículo ) a niveles que su industria puede tratar de cumplir, pero aún debe
probar si los niveles que requiere a las compañías están en niveles competitivos
o si deberá realizar una modificación adicional. México, en ese aspecto, ha
buscado establecer contenidos basados en las capacidades de los contratistas
mexicanos.
Nuevas licitaciones
En ambos países las licitaciones para el desarrollo de campos petroleros
serán una constante. México tiene en marcha el último concurso de la Ronda 2
para aguas profundas, distintas licitaciones de asociación con Pemex y
recientemente se publicó la licitación para el primer concurso de la Ronda 3 en
aguas someras. En los siguientes años se considera la licitación de 253 campos
petroleros (incluyendo los de la Ronda 3), de acuerdo con el último Plan
Quinquenal aprobado.
En Brasil, antes de que termine octubre se conocerán los resultados de
los últimos concursos petroleros que incluyen campos en aguas profundas en el
presal y en los siguientes 2 años se lanzarán al menos 6 concursos más, de
acuerdo con el plan aprobado.
Brasil y México petroleros: más
parecidos que diferentes
Ambos países tendrán elecciones presidenciales el próximo año. Las
nuevas administraciones serán clave para consolidar sus recientes reformas y
definir qué lugar ocuparán en competitividad petrolera y capacidad de atracción
de inversiones.
En ambos países hay, como en muchas pre-campañas, retórica que aún es
difícil decantar en planes realistas. Pero también hay un consenso entre
expertos sobre la necesidad de inversiones.

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