lunes, 16 de octubre de 2017

Productividad versus cumplimiento: la eterna discusión, por Felipe Jánica - El Espectador

Fuente Web
A propósito de los cambios generacionales y las implicaciones en el ámbito empresarial y laboral, son muchas las tendencias que de no atacarse podrían representar situaciones de crisis. Mucho se habla de los cambios culturales y generacionales. Conocer cuáles son las causas raíces que nos han llevado a cambios drásticos en la forma de hacer negocio, empresas y hasta la cultura laboral, será la clave para poder enderezar el camino y más allá poder convivir con los cambios generacionales. Si se logra centrar la discusión y buscar soluciones a esta problemática, los beneficios se empezarán a notar en las siguientes generaciones.

En el ámbito laboral, por ejemplo, son muchos los retos de las compañías. Lograr tener a sus colaboradores felices conlleva a una mejora sustancial en la productividad. Para que una organización tenga una cultura proclive a la felicidad, es necesario que su equipo sea feliz. Para ello lo primero que tiene que hacer es motivar a su equipo de trabajo, sin importar la raza credo o condición social. Para ello es necesario entender a cada uno de sus colaboradores y para ello se necesita una inversión de tiempo interesante. Lograr conocer cada una de las debilidades y fortalezas de sus colaboradores será la clave para trazar una estrategia de administración de talento. Con ello claro, es necesario entender las motivaciones del equipo, las que varían dependiendo de la generación a la que pertenezcan.

En el caso de las nuevas generaciones, por ejemplo, las motivaciones son diferentes a las de otrora. Ahora se motivan más por un salario emocional que metálico (dinero). Si es así la estrategia de las empresas debería tener en cuenta esta consideración y ser innovadoras en sus propuestas laborales y en las políticas de retención de personal. Para lograrlo es necesario que exista una comunicación cercana con los colaboradores y ésta debe iniciar desde la alta gerencia. Organizaciones que no se adapten, o líderes que no se adapten a estos cambios podrían condenar a las compañías a fracasos.

Otro de los asuntos que se deben priorizar con la nueva fuerza laboral es la productividad. En lugar de obligarlos a cumplir horarios, hay que priorizar la capacidad de generación de nuevas formas de producción y/o de resultados, siempre y cuando éstas estén acordes a los valores de la compañía. Si se logra medir los resultados más allá de cumplimientos de horarios, se mejoraría la productividad y de paso se lograría administrar mejor a las nuevas generaciones. Así las cosas, la tarea es identificar cuál es el objetivo de cada colaborador y diseñar indicadores de cumplimiento basados en su contribución a los objetivos de corto, mediano y largo plazo de la compañía.

Por su parte los Estados deberían promover reformas estructurales que motive a la creación de empresas sostenibles. Esto se logra con incentivos para el emprendimiento y la innovación. Las nuevas generaciones, por ejemplo, están más guiadas al emprendimiento que a ser empleados. Pero cuidado, no siempre se puede ser emprendedor sino se tiene las capacidades y habilidades para hacerlo. Es por esto que la reforma en educación clamaría por cambios en la educación desde edades tempranas.


En lo que hay que tener mucho cuidado es en la promoción e incentivo de emprendimientos no sostenibles. Son estos, aquellos que no generan los suficientes empleos ni generan beneficios para los interesados claves (stakeholders). Así como existen capitales golondrinos también existen emprendimientos golondrinos que se convierten más en una moda que una forma de generación de empresas perdurables. El asunto con estos emprendimientos golondrinos es que generan problemas colaterales para la economía, pues la generación de empleos es muy limitada o en su defecto poco perdurable.

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