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Seguramente has escuchado hablar acerca de la
resiliencia, es decir, la capacidad que tenemos los seres humanos para afrontar
y salir de la adversidad. También es considerada una habilidad para lidiar con
situaciones desafiantes que nos permite terminar fortalecidos luego de superar
las adversidades. Lo curioso es que la resiliencia nos acompaña desde el
nacimiento. Cuando éramos niños, y mientras aprendíamos a caminar, nos
tropezábamos y siempre teníamos la fortaleza de ponernos de pie. También,
cuando era necesario, activábamos nuestra creatividad para alcanzar nuestra
meta por difícil que pareciera.
En esta oportunidad vamos a relacionar dos términos
bajo la misma paradoja del “¿qué fue primero: El huevo o la gallina?”. ¿Somos
más resilientes porque somos creativos, o somos más creativos porque somos
resilientes?
Ciertamente se trata de dos cualidades que se
entrelazan en el día a día. Por una parte, la creatividad se ha convertido en
una aptitud deseada por la potencialidad de servir para salir de la “zona de
confort” o del “piloto automático”. Con frecuencia escuchamos la necesidad de
“pensar fuera de la caja” para hacer referencia a la capacidad de utilizar
nuestra imaginación para encontrar soluciones creativas a los obstáculos que se
puedan presentar en la vida.
Ahora bien, te sorprenderá saber que, desde el punto
de vista científico, se ha demostrado la correlación entre resiliencia y
creatividad. Es decir, las personas resilientes han demostrado tener un nivel
alto de creatividad.
Un estudio de la Universidad Distrital Francisco
José de Caldas (publicado en 2011 en la Revista Científica del Centro de
Investigaciones de esa casa de estudios) demostró que la movilidad humana
(característica común en la historia de la humanidad, acentuada en las últimas
décadas por múltiples factores) relaciona la resiliencia con la creatividad en
un grupo de 58 inmigrantes ecuatorianos y colombianos en España, así como en 35
personas en condiciones de desplazamiento forzado, ubicadas en Bogotá y
provenientes de diferentes regiones rurales de Colombia.
En ambos grupos, el hecho de tener que reinventarse
en su nuevo espacio de vida les incentivó la creatividad como posibilidad
constructiva en un entorno de incertidumbre y complejidad. Este estudio revela
que la creatividad es una cualidad que hace posible los procesos de adaptación
y que se evidencia de forma exponencial en aquellas personas que han tenido que
superar condiciones desfavorables.
Cuando una persona sale de su zona de confort y debe
desaprender conocimientos anteriores para instalar nuevos saberes u oficios
nunca antes pensados, su creatividad hace la diferencia y le permite adaptarse
a su nuevo entorno.
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