miércoles, 31 de agosto de 2016

El irrespeto de los resultados electorales, por José "Cheo" Salazar – Noticiero Digital


Fuente Web
“Quien ha sabido preservar su decoro sabe lo que vale el ajeno, y lo respeta” José Martí (1853 – 1895) Político democrático, pensador, escritor, periodista, filósofo y poeta cubano

En estos 18 años de la mal llamada revolución, una vez que se producen los resultados electorales, cínicamente, el Presidente de la República (Chávez y Maduro) convocan una cadena de radio y televisión y solemnemente le dicen al país que respetan los resultados electorales.

Y digo cínicamente, porque una vez pasada la euforia electoral y las autoridades electas por el sector adverso al régimen, toman posición de sus cargos, le irrespetan su legitimidad, le restringen las competencias y le desacatan las decisiones que toma en ejercicio de sus funciones o lo que es igual: respetan el conteo, pero irrespetan el resultado. No tienen decoro.

Hay un derecho constitucional y humano a elegir y ser electo. En ambos casos el régimen viola flagrantemente esos derechos. Antonio Ledezma es elegido por el pueblo de la gran Caracas como Alcalde Metropolitano.

El régimen no tiene otra alternativa que aceptar su elección, pero inmediatamente, con la mayoría que ostentaban en la AN, aprobaron un conjunto de leyes sobrevenidas y le quitaron las competencias, le arrebataron los presupuestos, le asaltaron el palacio de gobierno y violando el estado de derecho, los derechos humanos de los electores, nombran a dedo, un funcionario para que ejerza el gobierno metropolitano sin legitimidad y decoro. No se respetan y menos pueden respetar.

En el período subsiguiente, pese a los atropellos y restricción de sus competencias, presupuestos y limitación de todo tipo, el pueblo de la gran Caracas, esta vez con más votos, reelige al Alcalde Metropolitano. El régimen acepta el resultado electoral, pero como una burla a los electores, nombra como Jefe de Gobierno, al candidato perdedor y como Antonio Ledezma, no se arredra y asume sus pocas competencias con responsabilidad, honestidad y eficiencia, el régimen, atemorizado ante el avance de su liderazgo y gestión impecable, lo privó de su libertad.

Un abuso de autoridad y violación de derechos humanos que quedará inscrito en los anales de la historia de Venezuela como uno de sus más represivos, repulsivos y nauseabundos episodios. Es la irracionalidad hecha gobierno.

El irrespeto a la voluntad popular, no se detiene en el caso del Alcalde Metropolitano. Henrique Capriles triunfa en la gobernación de Miranda. Respetan los resultados, pero le nombran un funcionario paralelo para que administre el grueso de los presupuestos. Igual sucede con el gobernador de Lara, Henry Falcón y ahora, lo hacen nada más y nada menos que con la Asamblea Nacional, la cual fue elegida con una mayoría abrumadora, nunca vista en la historia patria.

Una legitimidad incuestionable, pero vulnerada por una sala (in) constitucional del TSJ, nombrada entre gallos y medianoche, ilegítima e ilegal, pero dócil al régimen y cuyos magistrados actúan como perros cancerberos de Miraflores. El Tribunal Supremo de la injusticia.

En síntesis: un régimen que no ha sabido preservar su decoro, menos puede tener noción de ese valor para los demás, por eso respetan el conteo de los votos, pero irrespetan los resultados electorales al desconocer la legitimidad de los elegidos. Indecorosa actitud, pues.

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