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El Dr. Alexander Luzardo fue Senador del anterior Congreso
de la República,
ex Presidente de la Comisión
de Ambiente, autor de las Normas Ambientales de la Constitución Nacional,
y Profesor Titular de la
Universidad Central de Venezuela en Derecho Ambiental y
Desarrollo Sustentable.
Inicialmente refirió el Dr. Luzardo que “el mal llamado arco
minero es un decreto emitido por el presidente de la República Nicolás
Maduro, el cual pretende destinar el 12 por ciento del territorio nacional a la
actividad minera, es decir, 12 millones de hectáreas, extensión comparable con Cuba, más grande que Panamá y varios países europeos”. Manifestó que “esta
es una actividad que se desarrollará al sur del Orinoco, en una zona ecológica
extremadamente frágil, y donde se encuentran las últimas reservas de agua dulce
no contaminada del país”.
Precisó que se vería afectada la reserva forestal de
Imataca, que tiene 3 millones 800 mil hectáreas. De sus bosques depende en gran
parte el equilibrio ecológico del sur de
Venezuela; sería afectada la reserva forestal del Caura, con más de 5 millones de hectáreas, decretada
como Reserva Forestal por el entonces presidente Rómulo Betancourt en 1961.
“Sería afectado también el monumento natural Wanai, que es un
Tepuy decretado por la
UNESCO como Patrimonio
de la Humanidad,
y el cual pertenece al conjunto de
tepuyes que se encuentran entre Amazonas y Bolívar. También se afectaría la cuenca estratégica del Caroní, que surte
de hidroelectricidad a más del 65 por ciento del territorio nacional. “De tal
manera que estamos hablando de biodiversidad, riqueza biológica, del agua, que es un bien insustituible protegido por la Constitución Nacional en su artículo 304 donde se establece que
todas las aguas son del dominio público insustituibles para la vida y el desarrollo…
Cualquier otro recurso puede ser prescindible y sustituible,
como en el caso del petróleo, y en este sentido, diferentes países están enrumbados hacia la búsqueda de
sustitutos ante la realidad del cambio climático. Afectar la Cuenca del Caroní, equivale a aproximadamente 500 mil barriles
diarios de petróleo, hablando en términos comparativos de la energía fósil,
pero en este caso es energía limpia, y esa cuenca es bendita, sagrada para
Venezuela”.
Destacó el Dr. Luzardo que “se trata de un crimen ecológico
gigantesco, de un crimen de Estado”. “Como país nosotros necesitamos
inversiones rentables, ecológicamente sustentables, como lo están planteando
diversos países del mundo, como lo ha manifestado el Papa en su Encíclica,
“Hacia un Desarrollo Realmente Sustentable”, pero este proyecto del llamado
“arco minero”, significaría la liquidación de la Guayana, el Amazonas y el
Delta, la contaminación con mercurio y otros agentes, con daños irreversibles,
que producirían el envenenamiento de las aguas y los suelos de esa zona tan
frágil. Además, serían afectados los pueblos indígenas y locales del sur de
Venezuela”.
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