lunes, 19 de septiembre de 2016

El chantaje, por José Vicente Rangel – Panorama


Fuente Web
1) La MUD introdujo una nueva modalidad en la política del país: el chantaje. Pretende realizar su actividad y alcanzar sus objetivos recurriendo a la amenaza. Utilizando un lenguaje agresivo, con un fuerte componente de insultos a instituciones y personas. Desde  posiciones que controla, como la Asamblea Nacional, dispara desde la cintura contra todo cuanto considere que le es adverso. A los integrantes del Tribunal Supremo de Justicia los agrede de manera salvaje, como nunca antes se vio en Venezuela. A las cuatro rectoras del Consejo Nacional Electoral las ofende a diario sin misericordia. Ni siquiera el respeto que tradicionalmente se ha observado en el país hacia el género femenino, opera en los altos dirigentes de la oposición. Lo mismo sucede con el Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría, el Ejecutivo.

2) ¿Estamos en presencia de un desahogo circunstancial, expresión del estado de ánimo de una dirección política insegura que busca a través del chantaje obtener los objetivos que persigue? Pienso que no. Que más bien se trata de una política deliberadamente concebida para presionar a las instituciones —y a quienes las dirigen— y lograr lo que le resulta imposible obtener en el debate democrático.

3) La línea del chantaje constituye una degradación de la política. Es un recurso perverso que, en la práctica, revierte contra aquellos que lo emplean —salvo en el caso de quienes tienen “rabo de paja”—. Porque no inhibe ni atemoriza a las víctimas y deja mal parado a quienes lo usan. Resulta inaceptable que mediante el anuncio de marchas de carácter desestabilizador se amenace a instituciones como el Consejo Nacional Electoral para que adopte decisiones que debe tomar soberanamente.

De acuerdo con este proceder —caso de ser aceptado—, los órganos del Estado perderían legitimidad y quedarían cautivos de las maniobras que se realicen fuera de su competencia. Esta situación acaba con el Estado de derecho y afecta el funcionamiento de las instituciones que, en la práctica, dependería de un inefable uso del derecho a manifestar. Es inaceptable plegarse a semejante situación. Hay que rechazarla con vehemencia.

Al llamado a resolver la política mediante el chantaje, hay que responder que quienes lo plantean de tal modo tienen que estar dispuestos a correr con las consecuencias. Que luego no chillen, como hasta ahora lo vienen haciendo. Porque la pelea es peleando, cuando la situación es llevada al terreno de la confrontación abierta y sin reglas claras.

Lea el informe completo aquí.

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