domingo, 25 de septiembre de 2016

Sembrar el petróleo...en el petróleo, por José Rafael Revenga – ABRA360


Fuente Web
El caleidoscópico mercado mundial del crudo, la desestabilización de los precios, la guerra casi a muerte por los clientes y la escasez de recursos de inversión propios (capex) obligan a Venezuela a priorizar de manera casi absoluta la asignación de los ingresos fiscales generados por su industria petrolera a la propia industria so pena de canibalizarla y de esterilizar las mayores reservas petroleras del mundo convirtiéndolas en baldías.

Esta política implica que el Estado, además de las asignaciones prioritarias de recursos a su industria petrolera debe financiar exclusivamente las necesidades fundamentales de salud, educación, infraestructura y las “empresas básicas” bajo un estricto control presupuestario de calidad, productividad e innovación y desvinculadas totalmente de una dependencia de su industria petrolera.

Adicionalmente, y no es un propósito secundario, el Estado debe abandonar sus aberradas incursiones en actividades que factores privados de producción, distribución, financiamiento e innovación pueden, y en muchos casos desean, acometer.

A la vez, el Estado, concentrándose en lo primordial, liberaría a la industria petrolera de las empresas parasitarias adosadas a su cuerpo central.

De lo contrario, si el Estado decide sucumbir, con deseo orgiástico, y convertirse en el Estado semillero, importador de azúcar, fabricante de pañales, propietario de hoteles, distribuidor de migajas, patrono de una nueva orden de mendicantes  y comerciante de cuantas baratijas puedan caer en sus manos, el Estado caerá en la tentación populista y gastiva y sacrificaría su primordial propósito de salvaguardar y desarrollar la industria petrolera.

Aquellos que consideran anatema la mera mención del término “privatización” pueden permanecer tranquilos pues se trata diametralmente de lo contrario, de que el Estado venezolano asuma de manera diligente el 100%  no solo de la propiedad sino del control de la gestión en una era en que el mercado global del crudo apunta a una fragmentación y volumen creciente de la oferta, una volatilidad de la demanda y un reajuste de los modelos de negocios en base a nuevas tecnologías en un ambiente de febril competitividad.

Lea el informe completo aquí.

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