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Hay dolencias frecuentes que con un simple antibiótico se
pueden curar. Por ejemplo, una otitis, para la que los médicos suelen indicar
diez días de antibiótico. O una faringitis por estreptococo, para la que se
suelen indicar, también, 10 días de antibiótico.
Sin embargo, la creciente preocupación por la resistencia
antimicrobiana y el mal uso de antibióticos, está llevando a replantear algunas
premisas muy difundidas tanto entre los profesionales de la salud y también
fuertemente arraigadas en la sociedad.
Un trabajo publicado en el British Medical Journal puso el
foco en la duración que tienen tratamientos actuales y plantea que en muchos
casos, se podría estar extendiendo innecesariamente la exposición a
antibióticos, lo que generaría más resistencia.
Los autores, liderados por Martin Llewelyn, especialista en
Microbiología e Infección en el Brighton and Sussex University Hospital (Reino
Unido), plantean que “la idea de que detener el tratamiento antibiótico
temprano fomenta la resistencia no está respaldada por la evidencia, mientras
que tomar antibióticos por más tiempo del necesario aumenta el riesgo de
resistencia”.
Los autores advierten que reducir el uso innecesario de
antibióticos es esencial para mitigar la resistencia a los antibióticos. Esto,
bien entendido, consiste en lograr que la población cumpla al pie de la letra
las indicaciones médicas y desterrar del imaginario colectivo la idea de que se
debe “completar el ciclo” de los antibióticos.
“Los materiales actuales de información pública de los
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en
inglés) y Salud Pública de Inglaterra han reemplazado ‘completar el ciclo’ con
mensajes que abogan por tomar antibióticos ‘exactamente como se prescriben’”, agregan
los autores.
“Las bacterias son
cada vez más resistentes y a nivel mundial se está trabajando en estrategias
para utilizar en forma más inteligente los antibiótico que tenemos, porque
cuanto más se usan, más resistencia se genera”, dice a Clarín la doctora Inés
Staneloni, jefa del Comité de Infecciones del Hospital Italiano.
Según el trabajo del BMJ, hay dolencias frecuentes como por
ejemplo la otitis media, para la que se indican 10 días de antibiótico y la
duración del tratamiento podría reducirse a la mitad.
“Una de las estrategias para evitar la resistencia es no
prolongar los tratamientos. Hay una tradición de muy arraigada de dar 10 días
de antibiótico. Hoy se sabe que para la mayoría de los tratamientos era
demasiado”, afirma Staneloni y pone como ejemplo las neumonías con internación,
“hace 10 años eran 14 días de antibiótico, hoy la indicación puede ser de siete
días”.
En pediatría hay dos enfermedades en las que uno ya sabe que
acortando el tratamiento el resultado es igual, una es la infección urinaria,
que se puede indicar el antibiótico de siete a 10 días y la otra es la otitis media,
que se puede dar por siete días, explica el médico infectólogo Eduardo López,
jefe del Departamento de Medicin del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.
"En el caso de la otitis esto es muy importante porque es la causa más
frecuente de infección bacteriana en pediatría", advierte el especialista.
Luego hay otras infecciones en las que todavía se mantienen
tratamientos más prolongados. "Si bien es importante acortar el uso,
también es muy importante evitar el mal uso, como en el caso de infecciones como
gripes o de vías aéreas en las que las personas se automedican o se prescriben
sin necesidad, ese es el problema más grave", añade.
El trabajo publicado en el BMJ afirman que muchas veces en
el ámbito hospitalario, al poder contar con biomarcadores de respuesta al
tratamiento, es más fácil establecer cuándo ya se puede interrumpir el
antibiótico. “Fuera del hospital, donde las pruebas repetidas pueden no ser
viables, es mejor que los pacientes interrumpan el tratamiento cuando se
sientan mejor.
Contradicción directa de los consejos de la OMS”, reconocen
los autores, pero agregan que un reciente ensayo clínico encontró que utilizar
la fiebre como parámetro para guiar la interrupción de los antibióticos en la
neumonía adquirida en la comunidad redujo a la mitad la duración media del
tratamiento antibiótico sin afectar el éxito clínico. “Se necesitan estudios
similares”, añaden.
Los investigadores plantean algunas claves que se deben
tener en cuenta sobre el tema: hay mayor riesgo para los pacientes si se extiende
el tratamiento más de lo necesario, que si se detiene temprano; en las
infecciones bacterianas no hay evidencia de que detener el antibiótico temprano
aumente el riesgo de que ocurra una infección resistente; los antibióticos son
un recurso natural precioso y limitado, que debe conservarse.
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