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Un producto 100% costarricense, creado por jóvenes universitarios,
llegó al mercado con todos los beneficios de la cáscara de rambután (mamón
chino), gracias al apoyo de la Agencia Universitaria de Gestión del
Emprendimiento (AUGE-UCR) y varios centros de investigación y laboratorios de
la Universidad de Costa Rica (UCR).
Este nuevo suplemento alimenticio (en cápsulas), llamado Ramboost, es
el primer producto en el país que contiene el extracto de la cáscara de
rambután, una sustancia que ha sido investigada a nivel nacional e
internacional por su alto contenido de antioxidantes que aporta diferentes
beneficios para la salud.
Los creadores de este innovador producto son dos jóvenes emprendedores:
Hider Rojas Moya, químico industrial y estudiante de la Maestría en Ciencia de
Alimentos en la UCR, y Yerling Carrillo Mayorga, ingeniera en bioprocesos y
estudiante de la Maestría en Ingeniería Química de la UCR, quienes convirtieron
el conocimiento en innovación.
Luego de estudiar sus propiedades, los jóvenes vieron una oportunidad
de aprovechar la cáscara de rambután, que hasta el momento era considerada un
desecho, para crear un producto fuente de antioxidantes. Con Ramboost se
propusieron entrar al mercado de los alimentos funcionales que toma mayor
fuerza en el país debido a la búsqueda de las personas por mantenerse
saludables y prevenir la aparición de enfermedades.
"¿Por qué el rambután? Identificamos que el rambután estaba
disponible en volumen, podíamos conseguirlo a buen precio y tiene una capacidad
antioxidante súper alta en la cáscara, así decidimos arrancar con el
proyecto", Hider Rojas.
El rambután (Nephelium lappaceum), conocido como mamón chino, se
caracteriza por ser una importante fuente de fibra. (Foto: DICYT)
El ramburatrol (geraniin molecule), ingrediente activo de la cáscara
del rambután, es un antioxidante diez veces más potente que las vitaminas C y
D. Tiene propiedades antienvejecimiento, ya que protege las células del daño
ocasionado por radicales libres en el sistema circulatorio. Esta propiedad
mejora el flujo sanguíneo y favorece una mayor elasticidad de la piel.
El descubrimiento de las capacidades antioxidantes de la cáscara de
rambután en Costa Rica se remonta al año 2011, cuando se realizaron las
primeras investigaciones en el Laboratorio de Fitoquímica (LAFIT) de la Escuela
de Química de la Universidad Nacional (UNA). En el 2016, el estudiante Rojas
profundizó en el estudio de las propiedades de siete variedades de rambután al
analizar el contenido de polifenoles, proantocianidinas y la actividad
antimicrobiana presentes en los extractos de la cáscara, como parte de su
proyecto de tesis en Química Industrial.
Entre el 2014 y el 2018, estudios preliminares realizados en China,
Indonesia, Malasia y recientemente en México han demostrado que este componente
también funciona como coadyuvante para el control de la diabetes, pues evita
los picos de azúcar en la sangre provocados por la ingesta de alimentos ricos
en carbohidratos y también se relaciona con la reducción de los triglicéridos y
el colesterol malo (LDL) en la sangre.
El próximo paso será corroborar estas propiedades en Costa Rica,
mediante ensayos preclínicos y clínicos, que se realizarán en el Instituto de
Investigaciones Farmacéuticas (Inifar) de la Universidad de Costa Rica (UCR),
con modelos animales y con pacientes. Estos estudios determinarán la capacidad
del producto (Ramboost) para reducir el nivel de glucosa y el nivel de lípidos
en la sangre, según detalló German Madrigal, investigador del Inifar.
El estudio de otras propiedades del producto, como la recuperación
muscular postejercicio, aún están en fase de análisis en ratones. Según detalló
el emprendedor Hider Rojas, los resultados preliminares de estos ensayos sugieren
que el consumo del producto después de ejercitarse podría aliviar el dolor, ya
que se ha visto que reduce el ácido láctico acumulado.
Convertir la cáscara de rambután en un nuevo producto para el mercado
nutracéutico nacional bajo procesos de química verde, es decir, sin generar
emisiones, llevó varias etapas de desarrollo donde se involucraron diferentes
instancias de la Universidad de Costa Rica (UCR), inversionistas y empresa
privada.
Con una intención de compra de una de las mayores distribuidoras de
suplementos alimenticios en el mundo y un capital de inversión de $60 000 por
parte del grupo Ícaro, inició el proceso para llevar esta innovación a la
realidad. Con este impulso se produjeron los primeros mil frascos de 30 y 60
cápsulas, que desde hace 8 meses están disponibles para el público en las
tiendas GNC, The Vitamin Shoppe, Farmacia y Clínica Bíblica y en las
macrobióticas Arte y Salud, y Pachamama.
El primer reto fue crear un proceso de
estandarización y producción a pequeña escala del extracto, lo cual se realizó
con el apoyo del Instituto de Investigaciones Farmacéuticas (INIFAR) de la
Universidad de Costa Rica (UCR), donde se aplicaron ensayos con los que se
reformuló el producto para hacerlo más potente y se diseñaron las pruebas
preclínicas y toxicológicas. En el Laboratorio de Ensayos Biológicos (LEBI), se
realizaron los ensayos sobre toxicidad en animales, necesarios para cumplir las
regulaciones nacionales e internacionales.
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