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Tras el éxito de Uber, Cornershop y otras apps de servicios como Rappi
y Airbnb, la iniciativa de crear startups chilenas bajo el concepto de economía
colaborativa, que conecta consumidores con oferentes que prestan servicios, se
ha vuelto cada vez más atractiva por su rentabilidad y eficiencia en el
mercado.
Presentes en gran parte de las industrias, desde la gastronómica hasta
la inversión de capital, el modelo que conecta a través de una plataforma a
consumidores con oferentes que buscan soluciones a necesidades en diversos
ámbitos se ha vuelto cada vez más popular dentro del ecosistema chileno.
Para los actores del sector innovación, el incremento de esta
estrategia se debe a una razón muy simple: representa una oportunidad de
gestionar de manera eficiente el tiempo, la logística y la conexión inteligente
entre consumidores. "La economía colaborativa puede ser protagonista de
prácticamente cualquier industria, siempre que el modelo de negocios y/o la
inversión permitan tener recursos suficientes para sostener su
estrategia", afirma Juan José Rentería, creador de MisAbogados, plataforma
que reúne abogados que ofrecen servicios legales a bajo costo.
Similar es la visión que tienen en Endeavor Chile, quienes señalan que
este modelo de negocios responde a la inmediatez y a las necesidades de las
personas, propiciando el ingreso de nuevos competidores. "La economía
colaborativa ofrece grandes oportunidades para los emprendedores,
permitiéndoles lanzar empresas innovadoras con menos recursos, aprovechando los
mismos recursos, tanto económicos como humanos, que ofrece la comunidad. A
pesar de los desafíos, y que es necesario operar con precaución, es un modelo
interesante que seguirá creciendo a nivel mundial y que debemos saber
incorporar", dice el director ejecutivo José Manuel Correa.
José Antonio Berríos, fundador de Broota -plataforma de equity
crowdfunding que conecta startups con gente que quiere aportar capital-,
reconoce que el éxito de la economía colaborativa se debe a su manera de
atomizar un problema y buscar soluciones en conjunto. "En vez de que haya
una gran empresa que se haga cargo de algo, hay muchas personas que hacen el
trabajo, y hoy no nos damos cuenta, pero todo es economía colaborativa. Si te
digo que busques una información en Wikipedia, estás haciendo economía
colaborativa, Waze también lo es, sin darnos cuenta trabajamos para terceros
gratuitamente", señala.
Para el vicepresidente ejecutivo de Corfo, Sebastián Sichel, la ventaja
que tiene utilizar la economía compartida es el nivel de eficiencia que pueden
alcanzar las startups . "Esta economía tiene una capacidad de escalamiento
mucho más rápida que otras. Y es que acá las personas que están dispuestas a
prestar el servicio, o no están trabajando en algo formal o no ganan lo suficiente
y necesitan de dinero extra", señala.
La mirada de los actores
Una de las industrias beneficiadas es la de última milla. Carla
Rodríguez, creadora de la app TodoVa, que realiza envíos de productos a
empresas y personas, asegura que este sistema ha sido el principal factor de
éxito de su emprendimiento. "La logística de las firmas no está dando
abasto para los despachos y ya no pueden cumplir con las demandas del cliente
que quiere elegir el tiempo y la forma de cómo llega su producto. Por esto, la
economía colaborativa es más eficiente, tenemos muchas cualidades para
enfrentar la demanda que está sufriendo el e-commerce hoy", indica.
Si bien la eficiencia permite que estos emprendimientos crezcan más
rápido, para Ignacio Hinojosa -creador del portal que permite a personas sobre
50 años realizar trámites domésticos, Servisenior-, el volumen es fundamental
para que el modelo sea rentable. "El sistema puede ser rentable
dependiendo del rubro, y eso va a depender del volumen que existe. Al ser Chile
un país chico, hay ciertos modelos que pueden no ser rentables en términos de
frecuencia de uso", asegura.
En esa misma línea, la fundadora de EncargaHoy, Francisca Maiza,
explica la importancia de hacer calzar la oferta con la demanda para la
rentabilidad de su plataforma. "En mi emprendimiento pasa que hay más
gente que quiere encargar productos que viajeros que traigan los encargos. Pero
a veces si tenemos muchos viajeros y pocos consumidores, también ellos no
quedan satisfechos y se aburren, esto nos ha pasado a veces", cuenta.

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