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"Yo ya gané. Acá somos
27ganadores, no hay perdedores", es la frase más repetida por
los 27 finalistas que llegaron hasta aquí para participar de la gran
final de Chivas Venture, el evento de emprendedurismo social que
reúne a start ups de todo el mundo que buscan crear un cambio
positivo en su entorno.
Y aunque a priori puede parecer una
frase hecha, soltada más por compromiso que por convicción, (sobre
todo cuando hay en juego nada menos que un millón de dólares a
repartir) basta con hablar con cada uno de los 27 elegidos para darse
cuenta de que en su fuero íntimo ya se sienten ganadores por el solo
hecho de haber llegado hasta acá, a la ciudad de los tulipanes, y
tener la posibilidad de hacer florecer sus proyectos ante la mirada
de otros empresarios y actores sociales. Porque este año la gran
novedad fue la alianza de Chivas Venture con The Next Web (TNW), el
festival tecnológico más grande de Europa, que se desarrolló en
simultáneo con la gran final y en el que las empresas de tecnología
más importantes del Viejo Continente dijeron presente.
Pero resulta que sí hubo un ganador.
En realidad, cinco de los 27 lograron el objetivo de llegar hasta la
gran final celebrada y tres fueron los que finalmente se repartieron
el millón de dólares que la marca de whisky insignia de la compañía
Pernod Ricard otorga todos los años a los emprendedores para que
lleven adelante sus proyectos o darle un nuevo impulso si es que ya
están en marcha. Este año, el jurado -integrado por el CEO y
presidente de Pernod Ricard Alexandre Ricard, Kresse Wesling, Sheila
Herrling (emprendedoras sociales) y el rapero Will.I.Am, de Black
Eyed Peas- se centró más que nada en el tema empleabilidad, de ahí
que el gran ganador (se alzó con 350 mil dólares más otros 50 mil
por haber llegado a la instancia final) haya resultado Cemal Ezel,
creador de Change Please, una start up de origen británico que busca
reducir los "sin techo" en el Reino Unido.
Con coffee trucks (en realidad son unas
pintorescas vans rosas) estacionados en distintos puntos estratégicos
de Londres atendidos exclusivamente por homeless, la empresa busca
solucionar el problema habitacional de la isla en tan solo 10 años
dándoles empleo y una paga digna a un creciente número de personas
en situación de calle. Su lema "Good coffee doing good", y
el concepto de terminar con los "sin techo" logró
convencer a los miembros del jurado al punto de eligirlo como el gran
ganador de esta edición.
En el camino, quedaron algunos
emprendimientos realmente más interesantes y a priori bastante más
creativos que el de Change Please, pero sin duda con menor impacto
social en su entorno. Entre ellos, el de la local Jalila Essaidi (se
alzó con el segundo puesto y 250 mil dólares) que a través de su
empresa Mestic crea bioplástico utilizando el estiércol de vaca que
no se usa para abono. Con su empresa busca no solo dar un destino un
tanto más útil a ese deshecho sino también bajar los gases que
emanan de él y que son grandes contaminantes de la atmósfera.
O el caso del español Eric Sicart,
creador de Braibook y elegido por el público como favorito a través
del voto en vivo en redes sociales que se quedó en tercer lugar y
ganó US$150.000 con su e-reader (un dispositivo muy pequeño
diseñado para que personas con discapacidad visual puedan leer y
aprender en Braile). Otro que ni siquiera estuvo entre los
finalistas, pero que valió el reconocimiento casi unánime de los
que participaron fue el del chileno Héctor Pino, que hace agua a
partir de la captura de partículas de aire. O mismo el del argentino
Carlos Costa y su OTTAA Project, que busca hacer posible la
comunicación para personas que no pueden hablar mediante el uso de
pictogramas (códigos de comunicación universal conformados por una
imagen que representa un acción u objeto).
"Esos pictogramas existen en una
especie de libro. Nosotros cargamos esas imágenes a una app que se
baja en cualquier dispositivo y hacemos la comunicación mucho más
fácil, le devolvemos la voz a aquellos que la perdieron",
cuenta Carlos, que habla de OTTAA con el orgullo y el amor de un
padre cuando le preguntan por su su hijo.
De Oxford, TEDx y Tecnópolis
Esta suerte de parque tecnológico
apartado del centro de la ciudad (cualquier similitud con Tecnópolis
es pura coincidencia) terminó de ser el marco ideal para la gran
final. Antes de la decisión del jurado, los cinco finalistas (los
otros fueron Diana Yousef de Estados Unidos con su Water Labs, un
inodoro portátil y desechable que no necesita agua para funcionar y
Lim Yuet Kim con The Picha Project, un servicio de catering que da
trabajo a familias de bajos recursos en Malasia) subieron al
escenario tuvieron que "vender" su empresa al jurado en
apenas cinco minutos al mejor estilo de las charlas TEDx. Un último
discurso breve, conciso, y sin dudas cargado de emotividad donde los
cinco elegidos sacaron a relucir las herramientas de oratoria
adquiridas en la semana de capacitación que los 27 finalistas
recibieron en la Universidad de Oxford antes de la gran final.
Desde el lanzamiento de Chivas Venture
en 2014 han participado más de 6000 emprendedores sociales que los
organizadores definen como "una nueva generación de empresarios
que buscan hacer negocios de manera diferente". Porque está
claro que el objetivo sigue siendo obtener una ganancia. El tema es
que eso solo no basta. También -es lo que sostienen los 27
emprendedores aquí reunidos- hay que generar un impacto positivo en
la sociedad. Ese es el principal objetivo. El que vale la pena
alcanzar.
"Muchas veces pienso por qué
hacemos esto con mi hermano y sin dudas es porque buscamos un cambio
social -dice Carlos-. Es muy distinto emprender con un fin social que
solo económico. No se compara. A nosotros este emprendimiento nos
hizo valorar cosas que antes dabas por sentado, como poder
comunicarte. Y cuando ves que mejorás la calidad de vida de un tipo
que para comunicarse tiene que guiñar un ojo, hace que todo el
esfuerzo valga la pena", asegura Carlos, que ahora busca dar un
paso más y trabaja en el desarrollo de un casco con
neurotransmisores que al ver un pictograma de lo que quiere comunicar
crea un estímulo en el cerebro y es capaz de comunicarlo.
Justamente las ganas de superación de
los emprendedores es algo que no pasa inadvertido para Alexandre
Ricard: "Todos los años vemos que el nivel de las ideas se
eleva", asegura. Pero más allá de esto, lo que realmente
destaca es la sinergia que se da entre una multinacional como Pernod
Ricard y los emprendedores que están empezando. "Es es una gran
companía interactuando con emprendedores; para nosotros es como aire
fresco, nos llena de energía, nos contagiamos de su entusiasmo, de
sus ideas. Y por nuestra parte les brindamos estructura,
financiamiento, contactos. Es una colaboración que funciona en ambos
sentidos", afirma Ricard horas antes de elegir, junto con los
otros tres miembros del jurado, al gran ganador de la edición 2018.
Tarea que confiesa no será nada
sencilla. Porque en definitiva, se trata de ver cuál de los tantos
problemas sociales, medioambientales o de accesibilidad que acechan
al mundo se buscará solucionar (o al menos empezar a hacerlo). Y eso
es lo más complicado. Tal vez por eso, la manera más justa de
zanjar el problema sea ver a cuántas personas ayudará. Y en eso,
los números suelen ser determinantes. Más si se trata de
emprendedurismo social.
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